Etapas del SAGRILAFT: Prevención y control

El Sistema de Autocontrol y Gestión del Riesgo de Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo (SAGRILAFT) es una herramienta clave para garantizar la transparencia y seguridad de las empresas frente a riesgos financieros y operacionales. Su implementación es obligatoria para ciertos sectores y altamente recomendable para cualquier organización que busque mitigar riesgos y cumplir con las regulaciones vigentes.

1. Identificación del riesgo

El primer paso es reconocer los riesgos asociados a la operación de la empresa. En esta etapa, se deben analizar factores como:

  • Tipo de negocio y sector de la economía.
  • Clientes y proveedores.
  • Transacciones financieras.
  • Jurisdicciones involucradas.

El objetivo es detectar posibles amenazas de Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo (LA/FT) que puedan afectar a la organización.

2. Medición del riesgo

Una vez identificados los riesgos, es fundamental evaluar su impacto y la probabilidad de ocurrencia. Esto implica:

  • Asignar niveles de riesgo (alto, medio, bajo).
  • Analizar casos históricos y patrones sospechosos.
  • Establecer indicadores de alerta temprana.

Esta fase permite priorizar los riesgos y asignar los recursos adecuados para su mitigación.

3. Control y mitigación

Aquí es donde el enfoque de Prevención y Control juega un papel crucial. Se implementan medidas y políticas para minimizar los riesgos detectados, tales como:

  • Debida diligencia: Verificación de clientes, proveedores y aliados estratégicos.
  • Políticas y procedimientos internos: Protocolos de actuación ante posibles riesgos.
  • Capacitación: Sensibilización y formación del personal sobre la detección de señales de alerta.
  • Tecnología y monitoreo: Uso de herramientas automatizadas para la identificación de transacciones sospechosas.

El control eficaz es clave para evitar sanciones legales y proteger la reputación corporativa.

4. Monitoreo y mejora continua

El SAGRILAFT no es un proceso estático. Se requiere un seguimiento constante para garantizar su efectividad. En esta fase se llevan a cabo:

  • Auditorías internas y externas.
  • Evaluación periódica de los controles implementados.
  • Reporte de operaciones sospechosas a las entidades competentes.
  • Actualización de políticas según cambios regulatorios.

La mejora continua permite a la organización adaptarse a nuevas amenazas y garantizar el cumplimiento normativo.

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