Un conciliador tiene un papel fundamental en el proceso de resolución de conflictos, y su enfoque puede influir significativamente en la promoción de la conciliación en la sociedad. Si bien su función principal es facilitar la resolución de los casos que se le presentan, también puede desempeñar un papel activo en fomentar una cultura de conciliación más amplia. Dentro de su rol como conciliador puede organizar talleres, seminarios o charlas para informar a la comunidad sobre los beneficios de la conciliación como método de resolución de conflictos. Esto puede incluir la reducción de costos, la rapidez en la resolución y el enfoque en la preservación de relaciones, a su vez puede colaborar con organizaciones Trabajar en conjunto con escuelas, empresas, y otras instituciones para implementar programas de conciliación puede aumentar su visibilidad y uso; finalmente puede compartir casos de éxito y testimonios de personas que han utilizado la conciliación para animar a otros a considerar este método. En resumen, un conciliador puede estar en una posición única para no solo resolver conflictos, sino también para ser un agente de cambio en la promoción de una cultura de conciliación en la sociedad. Sin embargo, debe hacerlo con cuidado para no comprometer su imparcialidad y la integridad del proceso.